¡Hola chic@s!
Muchas veces no tenemos tiempo (o ganas) de ponernos a seguir todos los pasos diarios que debemos seguir para mantener nuestra piel perfecta y sana ¿verdad?
Que si la crema de día, el sérum, el tónico, lavarse la cara, la crema de noche... Si es que, por mucho que lo intentemos ¡a veces el día y nuestra energía no nos dan de si!
Si, como yo, tú también te saltas muchas veces (demasiadas) los pasos de la rutina de cuidado facial o, más de una vez, has estado días que no le has prestado a tu piel la atención que merece, tanquil@ porque ¡para eso están las mascarillas faciales! ¡Y menos mal!
Las mascarillas faciales son la herramienta más efectiva (y salvavidas) para los que no tenemos ni tiempo ni ganas (muy mal por nuestra parte...) muchas veces de pararnos a cuidar nuestra piel.
La principal función de las mascarillas faciales es la de nutrir, limpiar, reparar y reconstruir los poros y las células de nuestra piel.
En el mercado podemos encontrar una gran variedad dependiendo de lo que nuestra piel necesite, pero generalmente, todas contienen en su composición arcillas, frutas, aceites, aguas florales y vegetales que cuentan con grandes beneficios para nuestra piel.
En el mercado podemos encontrar dos tipos de mascarillas faciales: las cremosas o de arcilla que se extienden por el rostro o las de celulosa.
·Las mascarillas cremosas o de arcilla se deben aplicar sobre la piel (previamente limpia) con las yemas de los dedos dando pequeños toquecitos por la piel.
Si el contorno de ojos o labios es sensible, no apliques la mascarilla por la zona.
Una vez esté extendida por todo el rostro, deja que actúe el tiempo indicado en el paquete o hasta que veas que se a quedado seca.
Después, retírala con la ayuda de un algodón mojado de agua y limpia tu cara como siempre para eliminar cualquier resto.
·Las mascarillas de celulosa son más fáciles y limpias de utilizar.
Estas mascarillas son una auténtica máscara de celulosa empapada que tan solo deberás poner sobre tu rostro y dejar actuar durante el tiempo indicado.
Después, retírala. Puede que haya quedado un poco del líquido del que están hechas sobre tu piel, el cual puedes extender sobre tu rostro con la ayuda de un algodón o retirar directamente. ¡Y listo!
Para que nuestra piel se beneficie de todos los nutrientes y propiedades de las mascarillas tan solo tendremos que utilizarlas una o dos veces por semana (dependiendo de nuestro tipo de piel).
Entra en nuestra farmacia y descubre el maravilloso (y fácil) mundo de las mascarillas faciales para que tu piel no sufra por culpa de nuestro cansancio (y vagueza...).
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